EL HOTEL ENCANTADO.
Había una vez una familia que se fue de vacaciones de verano en Agosto, a un hotel que les había tocado en un sorteo en una isla griega.
Toda la familia estaba muy nerviosa por el viaje. La madre, Maribel, estaba preparando las maletas, y los niños y el padre estaban revoloteando alrededor.
Y por fin llegó el momento. Se dirigieron al aeropuerto y cogieron el avión.
Cuando llegaron a la isla, les estaban esperando en un coche un conductor muy simpático que solo les preguntaba cosas sobre ellos.
El hotel era siniestro. La verdad es que daba un poco de miedo.
Como llegaron de noche, se dirigieron al comedor a cenar y posteriormente a las habitaciones. Marta y Raul (los niños) dormían en una habitación y sus padres Maribel y Jose en otra. Por la noche cuando todo estaba en silencio empezaron a escucharse ruidos extraños que parecían venir del pasillo. Raul, que era el pequeñito, se asustó mucho y se metió en la cama de su hermana Marta. Los dos empezaron a temblar de miedo. La tele, sin saber por qué, se encendió y las luces empezaron a parpadear. ¡¡Qué miedo!!
A la mañana siguiente se lo contaron a sus padres. Jose se enfadó y se fue a comprar el periódico. En cambio su madre se quedo desconcertada. Entonces vieron como la puerta de la habitación se abría y vieron unas sombras misteriosas. La madre abrió la ventana y vió que había un tubo que llegaba hasta abajo y decidió bajar por él. La madre bajó primero para sujetar al pequeño y por último Marta.
Empezaron a correr y esas sombras le seguían. Entonces vieron un castillo antiguo y decidieron entrar para poderse esconder. Pero no paraban de seguirlos.
Todas las ventanas del castillo tenían rejas y no tenían escapatoria. Empezaron a subir las plantas hasta que estaban en la más alta. La niña vió una ventana y saltó por ella, el niño se tiró después.
La madre empezó a chillar al ver que no había tubo ni nada y se habían tirado pero de repente escuchó unos chillidos que venían de abajo y miró. Vió que los niños estaban en una piscina muy profunda. La madre, al ver que escuchaba pasos que provenían de las escaleras, saltó sin pensárselo dos veces.
Cuando estaba dentro del agua con sus niños, les dijo que les siguiera y les condujo a un vestuario. Empezaron a coger ropa de la gente para ponérsela, ya que estaban mojados.
Pero cuando se estaban poniendo los zapatos, aparecieron los dueños de la ropa y tuvieron que salir corriendo con la ropa.
Entonces, a lo lejos, vieron las sombras. Cuando se acercaron las sombras, se dieron cuenta de que era el taxista que los estaba buscando porque se habían dejado una maleta en el coche y lo único que quería era devolvérsela.
La familia, aliviada, les pidió disculpas por haberle evitado y les contó lo que habían pensado que sucedía.
El taxista se puso a reír y les pidió disculpas por haberles asustado.
Y a partir de ese día empezaron las vacaciones.
FIN.
Hecho por: Lorena.
Corregido por: Patricia.